33

Preso de una sábana empapada en gula y sobrevivendo a la soberbia, ya que la avaricia vagaba entre sueños y caladas, la ira era sinónimo de época. La envidia carecía de parte del pastel, porque decidió adquirir parte de tu esencia, forjada con tu orgullo dorado y celeste; que una lujuriosa jauría arrancó al viento...

Escribir te da la posesión del momento o la situación, incluso te translada, si logras describir cada instante....

32

Las sombras estaban celosas de como sonaban las caricias, de cada respiración, es más, casi no cabía la luz entre ellas, ni había rendija de persiana a la que aferrarse, solo pensamientos y sensaciones, pues el humo danzaba sobre la superficie de aquellas curvas perfectas,siempre recaían al final del plano. Era de esperar que la chispa apuntase al filo y cada cual se evapore junto a la típica tinta incrustada, corre, vuela, a lomos del mismo de siempre, cortado por el mismo patrón, ya que, cada movimiento ponía en duda las intenciones, la mezcla, era perfecta y sólo varió la cantidad de persona vertida. No importó el momento, porque sobraban motivos y en realidad, compuse la compañía.

31

Te volví a ver y en tu mirada, ya no había luz, porque no le buscabas la forma a las nubes, las comparaste con algodón de azúcar y, al tacto, todo era suave, pero ahora el ácido sostenía al valor, el humo adornaba el misticismo y tú yacías intacta, ante la podredumbre de cada instante, a sabiendas de que la realidad huía entre los decibelios que nos atormentaban, escapando a cualquier otra parte. El resultado, fue la falta de carisma, de sentido, de vida, porque la nostalgia se fuma mezclándola con palabras y heridas, olvidando que el vaso, ya estaba vacío. Ahora solo luciérnagas, habitan el camino, para poder sustentar las semillas de otro tiempo, creciendo como tú, viviendo en el aire...

30

La misericordia se apodera de cada acto, justo al acabar de soñar. El punto justo llegó cuando los ojos no me despertaron, sino que me había hecho amigo del despertador, ese triste caminante de segundos, que extrañamente, mugía. Explotamos el calor que daban las mantas, pues no era suficiente para los corazones que se vuelan entre las pelusas, además de subir la persiana hasta arriba y salir a correr al patio, no era suficiente, hubo que llegar a la orilla del límite, sólo para ahorrarnos el eco, siendo ahora las miradas, parte de meros hábitos alimenticios y los conceptos, despojados de su identidad, rapados entre la multitud... Mirando a través de cada iris, busco defectos, para que la huída sea justificada...

29

Los kilómetros sumaban experiencia al motor que impulsaba todo esto, consumía sentimientos con cada explosión interna, el sentido común, agonizaba abatido entre los pistones que dirigían un ejercito de bujías ardiendo, las válvulas respiraban el polvo que había bajo la cama, distribuyendo movimiento en distintas direcciones, cambiando el aceite por tinta, cargó el deposito de sueños, trazando un tortuoso camino de piedras. Desde aquel día, que acogió a un BIC, que pedía limosna en el metro de Legazpi, para así sentir el calor de la fricción con el folio, era su cantar favorito, su danza prohibida, sierva y presa de una mente maldita.

Mirar a través desde aquel trono, era saciar ganas de volar, sentirse libre en tu propia jaula chapada en oro, donde la rutina, alquiló parte de ella, concretamente cada crujido del parqué, y todas las exclamaciones pronunciadas, enviándole la factura a una paloma mensajera, que escapó al mar, ya que nada tenía sentido y carecía del terciopelo que ofrecen las plumas, atrapé la luz que se reflejaba en tu mirada, en la botella que tiró al mar, mientras cada marisopla se congelaba tras un cristal violeta...

Observando el camino, manteniendo la distancia, la constancia es la técnica del semblante, ya que los corazones, hacen que mueren, pero en realidad estan recomponiéndose, para renacer una vez más...

28

Las horas en las nubes articulan movimientos destinados a bailar cuando el viento sopla, busca razones entre las hojas del parque, entre los crujidos del parqué y compra el porqué en cada escalón, ya que la dulzura era sólo otra factura a fin de mes, el hielo diluía las cenizas de otro tiempo y cada pensamiento orientaba miradas a un infinito inexistente, pero el tiempo me contó al oído que las prisiones forman parte del humano y que donde quiera que valla, los barrotes irán con él...

27

La casualidad, el azar, el destino, la sinfonía del momento justo, te puso frente al 14mm, que repetía realidades sin cesar, encerrado en el misterio que resolvieron las miradas que sostenía la música, pues debías sentir el tono del mar en cada acto presentado por las dudas, las palabras no fueton invocadas en el orden correcto, ni en el momento oportuno, pero el viento llamó a la puerta de las lágrimas para desahuciarlas de su hogar... 
...danzamos al son que marcaba cada deseo y saltamos al pozo que cumplía realidades dejando atrás al lastre que pendía de un cable junto a un zapato usado, desde entonces los sueños fueron de vainilla, pues el pesar de la niebla en el camino lo usó la realidad, en un mundo en forma de ceniza, donde tus caricias de terciopelo y besos susurrados al oído de los sentimientos, diseñaron viajes oníricos expresados en lienzos, donde residen los pigmentos que forman la base...

26

Reflexiono entre los sueños de noches descarriadas del control, donde existen sonidos condenados a ahogarse  y cada pétalo eran muecas en las costuras. La absorta cacería que me obsesionaba no era más que las dudas presionando mi conciencia y la carencia de condena, una sonrisa para la tinta que levitaba...

25

Todo gira sin que seamos conscientes de los tonos grises que conllevan cada acto, cada sensación amarga oculta en una sonrisa, los segundos persiguen al poeta, tallando cada sensación en un testigo mudo; al fin y al cabo de 180 minutos se logran giros similares, las lágrimas son cuchillas, pese a todo lo que queramos esperar de una mirada furtiva, el camino acabó y mi lugar no se distingue entre la maleza.


24

Cada grado prohibía a mi mente el poder dar veracidad a los hechos, al principio todo era tan simple que deambulaba entre sueños, al atardecer miré a los demonios que se reflejaban en los espejos, esperando que viniesen a apoderarse de mi alma, la tinta transmutó en agua que mezclada con la ceniza se marchó por el desagüe, dejando secas las raices... sabor otoño.

23

Si todo giraba deprisa, fue porque el mundo resuelve los problemas a su manera, sobre nosotros el océano que imagines, para así dejar sin habla al viento porque él nos dejó sin aliento. Cada caricia recuerda aquella larga noche en la que nos delataban gestos,  la tinta se mezclaba con el sudor de cada mordisco y al fondo de todo siempre había una ristra de plumas de colores, ya que al fin y al cabo el que dibujaba en la arena de tu piel siempre fui yo...
...porque te limitaste a imitar lo aprendido, entonces descubrí que el sonido se hace más delicado con el paso del tiempo, ya que la suma del metro cuadrado, es simple polvo de hadas, el que depositado en las costras de mis recuerdos te devuelven al final de cada sonrisa de nata, para saborear la última gota de ácido.

22

La realidad era demasiado espesa para diluirla en aceite hirviendo, pero las estrellas no les importaba ni a la banda sonora tampoco, siempre cerca porque los mojitos se mezclaban con el poniente que acariciaba la arena, presa de los labios de las olas...

21

El cielo sólo es azul cuando el color de mis Faber-castel así lo decide, pues mi persona se basa en torno a una gama cromática que varía según la amargura de una lágrima y el reflejo de un cabello al viento de tu sonrisa. Por ello decidí ser, para dejar de estar y parecer, la luz marca el camino, aunque sólo sea bajo la atenta mirada de un cigarro que no descansa...

20

En cada palabra he hablado de corazones perdidos, de almas silenciadas y de cremalleras que encerraban el  sonido de palabras mudas, pero me pararé a pensar en las razones del mundo interpretadas bajo su mirada...

Fue casi todo lo que deseó ser, pues siempre se sintió capacitado de alcanzar el sol, miraba al fin del mundo sin pensar en el vaivén de las hojas y entonces escapó del paraíso, al ser repudiado por la arena que transportaba en los pies. Entre la maleza, se refugió en una casa oculta en su alma para que el calor de la chimenea derritiese sus vísceras cual incienso, transformando su cuerpo en ceniza mecida al viento, cruzó kilómetros para demostrarse a sí mismo su valía, incluso adoptó una nueva ubicación, sobre un lecho distante, en el que duendes caprichosos ensuciaban sus sábanas, sólo para llevar su corazón hasta un lugar dónde nadie lo encontrase. El precio era el precipicio  que nunca quiso mirar, pero aún así, lo aceptó, para ser algo más que una marioneta que baila al son de un bombo y una caja. Decidido esto, guardó cada palabra en un baúl independiente, hasta que cobrasen sentido por separado y como los disfraces siempre fueron demasiado caros, el suyo fue tejido de tinta y papel...

19

Un día cualquiera levanté la persiana esperando encontrar una razón que impulsara mi corazón hacia el límite visual que marcó tu mirada, me sinceré con mi alma y continuando la situación, aparté de la partida a la reina, para que el peón pusiera al rey en jaque...

Entonces, la noche le dijo a la luna dónde te encontrabas, bajo la contemplativa de miradas indiscretas, los números sólo apoyaban la tesitura de las palabras y cada gesto delataba acontecimientos. El fondo de cada vaso me dictó lo que debía hacer, pero el vértigo me enseñaba el precio de los precipicios y en sueños me contaste las verdades que escondían las sombras. La casualidad unió dos causas perdidas, acusándolas de sobrepasar la velocidad de las señales sociales y las razones se suspendían, levitando entre tazas de capuccino que siempre estaban listas a la hora seleccionada. Para así, marchar a la hora en la que Cenicienta huía, ocultando cada verso tras un cartón inerte, pero supongo, que es la factura de la soledad...

18

Fuera, diluvia y mi mente me lleva a recónditos lugares dónde ni siquiera sé si realmente estuve o fueron soñados, pero incluso en esas condiciones, pasé por allí mientras llovían pétalos de rosa sobre los más pobres corazones,  y en el instante en que cada paso impulsaba mi alma entre las yedras de la memoria, el silencio momentáneo de un pestañeo alzó la voz de aquella persiana, la que fue tu ventana, casi me asusté cuando vi que no eras tú.

Tras tu totalmente comprensible huida, abandoné a mi ser para reencontrarlo en una cuneta, pero ahora sólo es un punto de vista bajo un balcón y supongo que para ti solo es una estupidez, pero para mí existen sensaciones agradables...

17

Cada vez que le ordenaba a Youtube que encontrase mi vía de escape, hacía que mi mente diese un giro de 360º, y volvía aquel recuerdo a mi mente ilustrando sonrisas en un lienzo con tinta mojada en sudor, extraído directamente de tu espalda. Sentía como si cada nota musical me acercase un segundo a aquel día, en el que las miradas fueron niños en desolados campos de tiro, tu mera presencia me alteraba de extraña manera, pues si te acercabas mi alma caminaba entre las nubes de los reflejos que regalaba tu pelo, tus palabras eran la melodía que acompañaban a la poesía de tus labios y tras cada gesto fugitivo  se escondía el deseo de mezclar nuestra droga, fusionar dos personas escapando a otro lugar...Mi estado desencadenó en sentido común, pues a cada paso que daba más te ocultabas tras la sombra de tu mirada de hielo, sabías que existían sonrisas k iluminaban un mundo, pero el miedo era el temperamento perfecto para la estancia terráquea, supiste que cada una de tus caricias estimulaban mi sistema nervioso hasta estremecer mi ser al completo...mas no escapaste, pese a todo el bombo continuaba siguiendo a la claqueta unido con la voz de tus susurros, para que al minuto 4:20, múltiplo casual de ese día, cayese en la cuenta de tu eliminación, pues el viento se lleva las cenizas del incienso que aromatizaba mi vida, ya mi almohada no huele a ti, porque comprendí que tú escondías más de lo que ví...

16

Tus besos tenían el sabor que deseaba, cada palabra dicha era casi una caricia para mi persona y tu cuerpo una conjunción de sueños prohibidos, juraría que la fusión podría acercar la locura al más valiente o lograr la mayor proeza del más sinuoso. Tu perfume embriagaba mi organismo hasta llevarme a caminar por angostos senderos presa de mi laberinto personal, pero tejiste cada camino a tu imagen y semejanza, supongo que con aquella cadena que colgaba de tu cuello, además  pesaba demasiado y no te dejaba levantarte tanto como siempre quisiste, por eso mis ojos te miraban siempre que tú no lo hacías y aunque forjé en dulce cada momento, tu piel era metalizada mientras engarzaba sueños a tu corazón de cristal...
P.D: ElQuinzeLaniñabonita… Por tí…
Luis Díaz Cana…
Siempre conmigo  y yo contigo

15

El humo tenía el sabor de la distancia y cada beso, el miedo que esconde un niño a la oscuridad. La luz nos acechaba bajo la atenta mirada de una rata de curioso nombre y comportamiento, ya que el sentido común escapó al verte y mi mente escupió al viento tantos deseos prohibidos, que mi boca no pudo pronunciar palabra. El devenir de la situación nos envolvió en ámbar, presa de la alfombra árabe que presidía la comunicación del sudor, guiado por el titiritero que tallaste en fuego. Miel era el sabor de cada mirada, que conjugado  con tus ojos eran la sustancia que envolvía mi calma acelerando pensamientos y suavizando gestos. Entonces mi alma escapó por la ventana, al ver el cielo azul y radiante, porque estar vivo, suponen latidos  por segundo, que a veces, solo a veces suenan al unísono...

14

Tu voz era el acompañamiento perfecto sumergido en la oscuridad de una noche maldita, pues cada palabra me insinuaba una mirada y tus gestos eran presa de mi imaginación. Pensarte era un sueño prohibido en el cielo de mi paladar, porque empezaba a ser indispensable tu acompañamiento, porque nunca tuve miedo a saltar al vacío, porque construía sueños con tus cimientos, porque Sí... La noche anterior me fue imposible dormir, incesante la espera de ese metálico tacto que sólo tú me brindabas, entonces apareció tu espíritu en forma de rabia soñada que se mecía al viento, pero dejaste de manifestarte, tanto que tu cuerpo ahora decora las paredes de mi mente...

13

Trece ladrones invadieron el alma de un poeta mientras escribía, presa de un amanecer prohibido, pues ante aquellas farolas el susurro de tus caderas era la sinfonía de un bajista en la cima del mundo. Las miradas, un simple aleteo de mariposas en el estómago y las estrellas los únicos testigos de los pecados cometidos, entonces el viento dió otra vuelta más de tuerca al caprichoso destino que nos acechaba. Dándonos paso a otra galaxia, donde volé tan cerca del sol que derretiste la cera de mis alas...

Pues el final de un día no marca otra cosa que el principio del siguiente, cada susurro no es más que meros recuerdos dibujados a fuego lento en un corazón latente y tu pesar, las cadenas que atan mi mente...

Aparentemente, el mundo vuela bajo nuestros pies, sin dirigirnos la mirada ni por el retrovisor del destino... 

12

Mojé mi estilográfica en tus labios antes de comenzar a ilustrarte, pues cada trazo suavizaba tipográficamente tus facciones. Sentí como tu mirada se alimentaba de mi persona, continuando estática en aquel verde prado que de musgo manchó mi voz. Escribía en cada sombra que arrojaba tu belleza a modo de lienzo entintado en Japón, pues aquel plano sin continuidad era de los recuerdos más delicados que mi mente pudo encarcelar. Las lágrimas estallaban en mil cristales sobre el formato que gritaba pisoteado por mi alma, intentando mantenerse a flote en el sombrero de papel que me regalaste. Sabía que el móvil guardaba con recelo tu voz en forma de caracteres dictados y tenía presente las palabras prohibidas, pero me dejé llevar por la tesitura escrita llegando a publicar cada secreto que escondimos. Mi silencio dictó la secuencia de aquella expresión, llevándome a dibujar las líneas que lo constituían y pese a que se avecinaba el final, mi ánimo encadenaba el indomable pulso que dirijía mi extremidad, junto al extremo del inyector de tinta, que abandonaba el baile sin permitirme escribirlo....

11

Aquel saxofón apuraba las lágrimas que evocaban tu nombre y el humo sugería formas desde el cenicero. Sentía tu proximidad cual niño maravillado ante un juguete nuevo, pero no dejé que me vieras en aquel estado y olvidé en un cajón las avenidas mojadas ya recorridas, a tiempo para verte brillando como una estrella. Tu sentido común notaba mis carencias, pero dejamos los abrigos en la puerta, ya que a estas alturas, yo había tachado a mi alma de hipócrita muchas veces. Te sentaste en la cama con la mirada perdida, pues ambos conocíamos la situación, pero dudamos hasta de las palabras. Tras un incómodo silencio, mi valor creció al encontrar tu mirada, tanto cómo para precipitarme  hasta tu cintura y fabricar cosquillas con las que tu gesto cambiara. Reíste como una naranja cortada por la mitad sobre mi corazón mojado, para recordarme la importancia que tenía tu sonrisa...
 

10

Aquel día me puse una de las camisetas que secuestraron tu esencia en mi nombre, pues juré que permanecería conmigo. El pantalón tambien era de tus favoritos, en conjunto con las DC de siempre, segundos despues, invoqué el xilófono de hormigas que usabas cual banda sonora. Entonces sólo doce pasos separaban mi persona del resto, así podría camuflarme. El ascensor, por extraño que resulte, estaba listo para descender rumbo al infierno diario, donde ninguna lágrima asusta al valor del león, pero tú debías camuflarte cual oveja. Paseando me encendí el último cigarro del paquete, para volver hasta aquel sabor inconfundible que tanto me recordaba a ti, no sólo porque era la misma marca, sino que tus besos llevaban impregnado parte de lo que ahora contaminaba mi ser, en el humo, dibujé sueños de hielo aprovechando el frío nocturno que nos maltrataba. Llegué al oxidado banco que señalizaba la parada y sin darme tiempo a acabarlo el número veinte aparecío, doblando la esquina más próxima, dí la última calada mientras sacaba la cartera y el bus se postraba ante mí, abriendo sus puertas. Al subir me quedé de pie, pues mi asiento favorito estaba ocupado y quería estirar un poco las piernas. Rumbo al destino tube que agarrarme a la barra que cuelga del techo, lo que hizo que tu aroma volviese a mancharme el paladar, entonces me dí cuenta que mi alma estaba en el mismo lugar, en el mismo autobús, en el lugar exacto, dónde estubimos, pero...¿dónde estas tú?
 

09


En aquella ocasión, mientras trazaba mi camino diario, tuve que detenerme al sentir como la calle se estremecía ante esa canción, era la que acompañaba tus recuerdos, aquella que colgaba mi corazón al sol cual trapo mojado y me manchaba el alma con tu nombre. Por un momento, me ausenté de la realidad, presa de aquella suavidad sonora, haciéndome volver una chica de simpáticas facciones que me ofrecía un flyer. Continué mi camino mientras lo miraba con detenimiento, la fecha de apertura coincidía con la nuestra, y el nombre del local también estaba vinculado de extraña manera, entonces recordé que fuimos vecinos, con la diferencia de que tú, vivías en el tejado...

08

Te observaba mientras tus dedos se movían a la velocidad de la luz sobre aquel teclado, y los trazos de mi lápiz brotaban a modo de acuarela ante aquella espléndida belleza. Moldeaba tus ojos cuándo regalaste un beso sin motivo aparente, aunque mi interior me susurraba palabras al oído, hice lo posible por negarlas, así el trasfondo de mi cuaderno refleja la amargura de mi persona y cada surco en el papel, un cabello al viento. Entonces dejaste de maltratar las teclas para poner esa canción, la que acelera el tiempo y hace que de los gestos salten chispas. Aquellos labios tarareaban la dulce melodía de Wolstenholme, mientras le daba forma a la suavidad de tus caderas, describía tu cuerpo como si de una poesía se tratase y tu voz, brisa sonora que dirige el compás de cada paso. Encendiste un cigarro con la delicadeza de la caída de un pétalo sobre la hierba húmeda, atravesando al unísono mi espíritu con una simple mirada, hizo que el lápiz escapase por las tuberías de mi mente, rumbo al corazón. Pasando las páginas de mis arterias hasta la punta de mis dedos, que presa de mi subconsciente pasaron a dibujar a otro extraño, cualquier otro que no me recordase tanto a ti...

07

Llegué a casa a la hora en que el sol comienza a despuntar y las farolas aún sobreviven, pero mi cuerpo no estaba listo para fusionarse con las sábanas, así que ordené a mis dedos que se liasen el último cigarro con el único papel que se dignó a aparecer por mi escritorio, estubo listo en cuestión de segundos. El tiempo carecía de continuidad mientras mis oídos aclamaban ángeles, así que me puse de pie justo cuando volví a necesitar a Gabriel entonces hice acopio de fuerzas y opté por sacar mi silla favorita al balcón, para ser testigo mudo de la muerte de las últimas estrellas. Mi mente conectaba recuerdos con sensaciones, ante aquel espectáculo diurno ilustrando gestos descritos en imágenes, pero tu nombre cruzó mi paladar, evitando el sosiego que comenzaba a recorrerme la espalda, entorné la vista ante los implacables rayos solares e intenté eliminarte respirando hondo, muy hondo...Mientras, mi móvil, perdía una llamada tuya... 

06

Apurábamos el último cigarro, con la compañía del tenue brillo que regalaban aquellos incandenscentes asesinos y los lamentos de las farolas entre la persiana. Jugueteaba con tu pie mientras mirabas mi boca al hablar y, presa de mis caricias te ibas quedando dormida, lo cuál es una gran estrategia, así puedo observarte mientras sueñas... Porque yo nunca sueño, pero aquella noche soñé, con hojas de otoño y susurros de cristal, con cascadas se sentimientos en forma de sudor, con palabras silenciosas y caricias de metal. Aquel instante estabas ahí, tumbada a mi lado y abrazada a mi pecho, cómo si se tratase de un regalo para mí, solo para mí, tan dulce y suave como deben ser las nubes...De súbito sonó aquella odiosa melodía en forma de despertador, dándome los buenos días mi diaria soledad, pero sonrío, porque habitas en mis sueños...

05

El impasible corazón del autobús y yo compartíamos destino, mientras muchos dormían y otros fotografiaban el paisaje, mi respiración se fusionaba al cristal y las lágrimas que gritaban tu nombre se transformaban en lluvia justo al otro lado, en un intervalo hullabaloo pude distinguir la atronadora voz de una ambulancia. Efectivamente, metros más adelante había un accidente en el cuál estaban implicados varios coches, y por extraño y macrabro que parezca, el mayor amasijo de hierro, era aquel metalizado en el que te vi la primera vez...

04

Aquellas notas musicales erizaban el fino vello de mi espalda, mientras bajaba del autobús, primero miré al suelo y luego a ambos lados de la calle. Como siempre, crucé en rojo, entonces me percaté que no escapaba solo en aquel atasco ocasionado por la incesante lluvia, sino que alguien también huía a pocos metros de mí, me detuve en el portal más cercano y me encendí un cigarro mientras admiraba la magnitud de aquel chaparrón, cuando a modo de dulce sinfonía oí: ¿Perdona tienes fuego? raudo saqué el mechero con el que jugueteaba en el bolsillo. Encendiendo así un maltrecho cigarro liado, el cuál se incendió rápidamente al acercarle la llama, ella sonrió tímidamente, al igual que yo, mientras le ofrecía uno nuevo. Entonces, todo ocurrió muy rápido, comenzó por tomar mi mano, acercándose a mí, después cojió 2 cigarros y el mechero, me miró timidamente antes de regalarme un besó junto a la oreja en el que dijo su nombre y se precipitó hacia la tormenta que se ofertaba fuera de aquel improvisado resguardo, aquella angelical voz era la que improvisaba entre los coches, y su nombre, el tuyo...

03

Me encontraba esperando el autobús, cómo de costumbre. Entonces, dos sucesos aparentemente aislados llamaron mi atención, por una parte el revoloteo aparente de una bolsa al viento, la cuál acabó posándose en la parte superior de la cabeza de una señora, que curiosamente gritó: ¡Samuel! tras volver en sí, cómo si hubiese estado absorta,soñando. Todos la miramos, pero fue cómo si nada pasase, esa voz se repetía en mi mente, a falta de mi iPod, por lo que mi instinto me llevó a observarla, siempre indirectamente. Al aparecer el número 9 la mujer se levantó para continuar su destino, pero sus llaves resbalaron del bolsillo,  yendo a parar junto a mi pie, entonces las recogí y llevaba un llavero, con una foto, una foto con una chica, una chica con un extraño parecido a ti...

02


Estando plácidamente dormido, nunca escucho nada, es más en incontables ocasiones he apagado el despertador sin percatarme siquiera. Pero en esta ocasión fue distinto, mi móvil comenzó a vibrar presa de una llamada, perdida  a los pocos segundos. Mi mente reaccionó instintivamente moviendo el ratón...

01

Estaba listo para cruzar cuando quedé asombrado ante una chica que yacía al otro lado de la calle, es curioso lo que me llamó la atención de ella, pues fue la posición de sus pies al esperar al umbral de la acera, mientras la observaba sonaba en mi cabeza ecos de guitarras electroacústicas llevados a cabo, por mi iPod. Un solo segundo cruzó nuestras miradas cuando me percaté de que ya estaba en verde, dí el primer paso inseguro de mí mismo, pero confié segundos después, cuando pasó a mi lado, miré al cielo respirando su perfume, guardando algo más que una imagen...